El vapor de agua es el estado gaseoso e invisible del agua en la atmósfera, donde desempeña un papel fundamental en el tiempo y el clima.
La cantidad de vapor de agua en el aire se conoce como humedad.
Es una medida de la humedad presente y puede expresarse de diferentes maneras, como humedad relativa, humedad absoluta o punto de rocío. El aire más caliente tiene mayor capacidad para retener vapor de agua que el aire más frío.
Por eso, las regiones tropicales con temperaturas altas y constantes son mucho más húmedas que las regiones polares, secas y frías. La diferencia en los niveles de humedad en todo el mundo es un factor clave en la circulación atmosférica y los patrones climáticos, dando forma a los climas de las selvas tropicales a los desiertos.
El vapor de agua es el gas de efecto invernadero más importante de nuestra atmósfera. Atrapa el calor que irradia la superficie de la Tierra, impidiendo que escape al espacio.
Este proceso natural, conocido como efecto invernadero, es el que mantiene el planeta lo suficientemente caliente como para albergar vida. Sin embargo, a medida que aumenta la temperatura global debido a otros gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono, aumenta la capacidad de la atmósfera para retener vapor de agua.
Esto crea un potente bucle de retroalimentación positiva: más calor genera más vapor de agua, que a su vez atrapa aún más calor, amplificando el calentamiento global. El vapor de agua también afecta indirectamente al clima a través de la formación de nubes , que pueden enfriar la Tierra reflejando la luz solar o calentarla atrapando calor, lo que añade complejidad a su función general.
Cuando el agua líquida se evapora y se convierte en vapor de agua, absorbe una gran cantidad de energía conocida como calor latente. Este proceso supone una transferencia masiva de energía de la superficie terrestre a la atmósfera.
Cuando ese vapor de agua asciende, se enfría y se condensa en líquido para formar nubes y precipitaciones, libera todo ese calor latente de nuevo en el aire circundante.
Esta liberación de energía es una importante fuente de energía para los sistemas meteorológicos, en particular las tormentas y los huracanes, y contribuye a alimentar su intensidad y crecimiento.
El vapor de agua es un eslabón crucial del ciclo del agua, un proceso continuo que mueve el agua por nuestro planeta. Se forma mediante la evaporación de las masas de agua y la transpiración de las plantas, un proceso combinado conocido como evapotranspiración.
A continuación, este aire caliente y húmedo asciende y se enfría, haciendo que el vapor de agua se condense en diminutas gotitas líquidas o cristales de hielo, que forman las nubes.
Cuando estas gotas o cristales se vuelven demasiado pesados, vuelven a caer a la Tierra en forma de precipitaciones(lluvia, nieve, aguanieve o granizo), completando el ciclo. En la vida cotidiana, este mismo proceso explica la formación de rocío y escarcha en la superficie, o de niebla cuando se produce condensación cerca del suelo.
La mayor parte del vapor de agua de la atmósfera se concentra en la troposfera, la capa más baja de la atmósfera donde se produce el clima. En las capas superiores, como la estratosfera, hay muy poco vapor de agua porque las temperaturas son demasiado frías para que se mantenga mucha humedad.
Esta distribución vertical desigual ayuda a explicar por qué el vapor de agua tiene su mayor influencia cerca de la superficie, donde alimenta directamente los patrones meteorológicos y climáticos.
Aunque el vapor de agua en sí es invisible, se hace visible cuando se condensa en gotas líquidas o cristales de hielo. Esto es lo que crea las nubes, la niebla y el vapor. La distinción es importante, ya que la gente suele utilizar la palabra "vapor" cuando en realidad está viendo agua condensada en una de estas formas.
Publicado:
25 de septiembre de 2025
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