Un vórtice polar es un gran sistema de baja presión de aire gélido en remolino que se forma en la estratosfera sobre los polos de la Tierra, que es más fuerte en invierno e influye directamente en la trayectoria de la corriente en chorro polar y los subsiguientes patrones meteorológicos.
El vórtice polar no es un fenómeno estático, sino un sistema dinámico y complejo de aire en circulación que interactúa con la estratosfera y la troposfera. Influye en la fuerza y la trayectoria de la corriente en chorro polar, que a su vez afecta a los patrones meteorológicos en las regiones de latitud media.
Su comportamiento cambia con las estaciones: tiende a ser más fuerte en invierno, cuando el contraste de temperatura entre los polos y las latitudes más bajas es mayor, y más débil en verano. El vórtice también desempeña un papel clave en la contención del aire extremadamente frío cerca de los polos, mientras que sus fluctuaciones pueden desencadenar brotes de aire frío cuando se debilita o se desplaza.
En condiciones normales, un fuerte vórtice polar mantiene el aire ártico o antártico confinado en gran medida en los polos. La corriente en chorro polar, que fluye más abajo en la troposfera, actúa como barrera entre el aire polar y el de latitudes medias. Un vórtice fuerte estabiliza la corriente en chorro, lo que provoca condiciones invernales más suaves en gran parte del hemisferio norte.
Cuando el vórtice se debilita, la corriente en chorro se debilita y forma grandes depresiones que se extienden hacia el sur. Estas desviaciones permiten que el aire polar gélido se desplace hacia las regiones de latitudes medias, produciendo olas de frío extremo, fuertes nevadas y condiciones invernales prolongadas.
Los impactos adicionales de un vórtice debilitado incluyen:
Un colapso, a menudo vinculado al calentamiento repentino de la estratosfera (SSW), no significa que el vórtice desaparezca. Al contrario, se interrumpe, debilita o desplaza, creando efectos en cascada sobre la corriente en chorro y el tiempo en superficie.
Los principales resultados son:
El calentamiento repentino de la estratosfera es el principal mecanismo que provoca los colapsos de los vórtices polares. Se produce cuando ondas atmosféricas de escala planetaria procedentes de la baja atmósfera se propagan hacia la estratosfera. Estas ondas suelen ser generadas por grandes accidentes geográficos, como las Montañas Rocosas, el Himalaya o fuertes sistemas meteorológicos.
A medida que estas olas ascienden, se rompen, de forma similar a las olas del océano en una playa, liberando una importante cantidad de energía e impulso en la estratosfera. Esta inyección de energía perturba el vórtice, debilitando sus vientos y elevando drásticamente su temperatura.
Este proceso explica por qué los fenómenos de SSW y los colapsos del vórtice polar son mucho más frecuentes en el hemisferio norte, donde las diversas masas de tierra y cadenas montañosas generan fuertes ondas atmosféricas, en comparación con el hemisferio sur, donde el continente antártico, rodeado de océanos, ofrece muchas menos perturbaciones.
La frecuencia varía entre hemisferios debido a la geografía y a las condiciones atmosféricas:
Es importante distinguir entre las perturbaciones estratosféricas y los brotes de aire frío en superficie, ya que no todos los fenómenos de frío en superficie están provocados por un colapso total del vórtice.
Aunque el vórtice polar existe todo el año, en la estratosfera se desarrolla un colapso de varios días. Sus efectos en la superficie, sin embargo, pueden persistir mucho más tiempo.
Los patrones típicos incluyen:
Un ejemplo notable es el frío extremo de enero de 2019, que trajo temperaturas peligrosamente bajas al centro y este de Estados Unidos. Este fenómeno estuvo directamente relacionado con una perturbación del vórtice polar y provocó problemas sociales y de infraestructuras generalizados, como escasez de energía y riesgos para el transporte.
Los meteorólogos vigilan varios indicadores clave para anticipar un desplome:
Estas señales suelen aparecer una o dos semanas antes de los impactos en superficie, lo que permite a los meteorólogos proporcionar avisos y previsiones con antelación.
El vórtice polar es una característica atmosférica permanente, pero su estabilidad afecta profundamente al tiempo invernal. Un vórtice fuerte confina el aire frío cerca de los polos, mientras que un vórtice debilitado o colapsado permite que el aire ártico se extienda hacia las latitudes medias, produciendo frío extremo, nieve y hielo.
Entender el vórtice polar, sus colapsos y sus indicadores ayuda a explicar por qué los inviernos pueden pasar bruscamente de suaves a severos y por qué algunas regiones experimentan un frío prolongado mientras que otras permanecen relativamente intactas.
Publicado:
5 de septiembre de 2025
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