Las corrientes en chorro son bandas de viento de movimiento rápido en la troposfera superior que fluyen de oeste a este, impulsadas por la diferencia de temperatura entre el ecuador y los polos, y desempeñan un papel clave en la conformación de los sistemas meteorológicos de todo el planeta.
Las corrientes en chorro pueden alcanzar velocidades de más de 300 km/h y actúan como ríos de aire que guían los sistemas meteorológicos por todo el planeta. No son bandas continuas, sino flujos serpenteantes que pueden cambiar de forma, dividirse o fusionarse.
Su influencia en el clima es enorme, ya que afecta a la trayectoria de las tormentas, los patrones de temperatura y las precipitaciones en todo el mundo.
La causa fundamental de las corrientes en chorro radica en el calentamiento desigual de la superficie terrestre. El ecuador recibe más luz solar directa durante todo el año que los polos, lo que hace que el aire caliente ascienda cerca del ecuador y el aire frío descienda cerca de los polos. Esta diferencia crea fuertes gradientes horizontales de temperatura, especialmente en la alta atmósfera.
A medida que el aire caliente asciende y se desplaza hacia los polos, se encuentra con aire más frío. La fuerza del gradiente de presión hace que el aire se desplace de alta a baja presión, mientras que el efecto Coriolis -causadopor la rotación de la Tierra- desvía ese aire en movimiento. El resultado es una corriente de viento del oeste de alta velocidad en la troposfera superior: la corriente en chorro.
Para entender dónde y por qué se forman las corrientes en chorro, es útil observar la estructura de la circulación atmosférica de la Tierra, que se divide en tres células principales en cada hemisferio:
El efecto Coriolis está causado por la rotación de la Tierra. Cuando el aire se desplaza hacia el norte o el sur, se desvía debido a las diferentes velocidades de rotación en las distintas latitudes. En el hemisferio norte, esta desviación se produce hacia la derecha; en el hemisferio sur, hacia la izquierda.
Esta desviación convierte lo que de otro modo sería un flujo directo norte-sur en un flujo oeste-este, creando el flujo oeste característico de las corrientes en chorro. Sin el efecto Coriolis, las corrientes en chorro no se curvarían, simplemente se desplazarían del ecuador al polo.
Las corrientes en chorro no se mueven en línea recta. En su lugar, desarrollan grandes meandros llamados ondas de Rossby, que son ondulaciones a escala planetaria en la corriente en chorro. Estas ondas son esenciales para transferir el calor de los trópicos a los polos y viceversa.
Las ondas de Rossby son responsables de gran parte de la variabilidad meteorológica cotidiana. Una gran cresta (abultamiento hacia el norte) puede traer condiciones cálidas y secas a una región, mientras que una profunda depresión (caída hacia el sur) puede traer tiempo frío y húmedo a otra. Cuando estas ondas se vuelven estacionarias o se mueven lentamente, pueden provocar fenómenos meteorológicos extremos.
Las corrientes en chorro influyen enormemente en los patrones meteorológicos locales y regionales al controlar el movimiento de los sistemas de altas y bajas presiones, los límites frontales y las trayectorias de las tormentas. Cuando las corrientes en chorro cambian de dirección, se intensifican o entran en pérdida, las consecuencias pueden ser graves:
En las latitudes medias -como en gran parte de Norteamérica y Europa- la corriente en chorro polar es un factor importante tanto en las previsiones diarias como en las tendencias meteorológicas a largo plazo.
Cada vez hay más pruebas de que el cambio climático está afectando al comportamiento de las corrientes en chorro. A medida que el Ártico se calienta más rápidamente que el resto del planeta -fenómeno conocido como amplificación ártica-, el gradiente de temperatura entre el ecuador y los polos se debilita.
Esto puede reducir la fuerza de la corriente en chorro polar y aumentar su tendencia a serpentear y ralentizarse. Estos cambios pueden estar relacionados con fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes y persistentes. Por ejemplo, una corriente en chorro debilitada puede permitir que el aire frío se desplace más al sur o que las olas de calor se prolonguen más de lo que lo hacían en el pasado.
Las corrientes en chorro son mucho más que corrientes de aire de alta velocidad: son conductores fundamentales en la sinfonía de la atmósfera terrestre. Nacidos del desequilibrio fundamental entre los trópicos cálidos y los polos fríos, y esculpidos por la rotación de nuestro planeta, estos poderosos vientos actúan como conductos vitales, transfiriendo energía y guiando los sistemas meteorológicos que dan forma a nuestro mundo.
Desde dirigir las tormentas cotidianas hasta influir en graves sequías, inundaciones y olas de calor, sus serpenteantes trayectorias tienen profundas repercusiones en las sociedades humanas y los ecosistemas. A medida que nuestro clima sigue calentándose, sobre todo en el Ártico, el delicado equilibrio que impulsa estas corrientes se está alterando.
Por tanto, vigilar y comprender la evolución del comportamiento de las corrientes en chorro no es sólo una tarea científica, sino un elemento crucial para prepararse y adaptarse a los retos atmosféricos del futuro.
Publicado:
16 de mayo de 2025
¿Te ha resultado útil?
Nombres alternativos: