Un monzón es un cambio estacional en los patrones de viento que crea períodos húmedos y secos alternativamente, formando un ciclo meteorológico a largo plazo esencial para el agua, la agricultura y la vida cotidiana en muchas regiones.
Los monzones se desarrollan porque la tierra y el agua se calientan y enfrían a ritmos diferentes. Es el mismo principio que subyace a las brisas marinas, pero a escala continental.
El monzón no sólo determina el clima, sino también el modo de vida de la gente. La estación húmeda suele traer semanas o meses de lluvias casi constantes, mucha humedad y frecuentes tormentas. El agua mantiene los cultivos, los ríos y los embalses, pero también puede provocar inundaciones devastadoras, corrimientos de tierras y brotes de enfermedades transmitidas por el agua.
La estación seca, por el contrario, se caracteriza por cielos despejados y precipitaciones limitadas. Si la estación húmeda ha sido débil, la fase seca puede provocar graves sequías y pérdidas de cosechas. En regiones como el sur de Asia, cultivos como el arroz, el té y el algodón dependen de las lluvias. Un monzón fuerte garantiza la seguridad alimentaria, mientras que uno débil o retrasado puede desencadenar hambrunas.
Aunque el monzón del sur de Asia es el más famoso, los monzones se dan en varias regiones:
Juntos, estos sistemas influyen en el clima de casi la mitad de la población mundial.
El cambio climático hace que los monzones sean más imprevisibles. El aumento de la temperatura mundial intensifica el ciclo del agua, lo que provoca dos extremos: lluvias más intensas y periodos de sequía más largos. Los científicos han observado un cambio hacia episodios de lluvia más cortos e intensos que aumentan el riesgo de inundaciones, mientras que los monzones retrasados o debilitados pueden empeorar las sequías y amenazar el suministro de alimentos.
En el sur de Asia, esto significa que los agricultores se enfrentan a una mayor incertidumbre a la hora de planificar las cosechas. En el Sahel africano, los pequeños cambios en las precipitaciones determinan si las comunidades tienen suficiente para comer. En Norteamérica, las lluvias más intensas pero menos constantes aumentan el peligro de inundaciones repentinas e incendios forestales en estaciones alternas.
Dado que miles de millones de personas dependen de los monzones para obtener agua, alimentos y energía, los cambios en estos sistemas son uno de los retos más acuciantes del calentamiento del clima.
Publicado:
16 de septiembre de 2025
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